Antes de invertir una gran cantidad de dinero en un negocio, el emprendedor o emprendedora debe conocer algunos aspectos relacionados con el mercado. Entre otras, los especialistas recomiendan estudiar a la competencia, aproximarse al comportamiento usual de potenciales clientes y determinar la rentabilidad a corto plazo, es decir, la inversión inicial y cuánto tiempo se tarda en recuperar dicha inversión.
En este sentido, un estudio de viabilidad es la herramienta que permite obtener estos datos y conocer la solvencia de un proyecto empresarial. Dicho plan puede llevarse a cabo de manera autónoma, si bien se recomienda que sea una empresa externa la que realice el informe.
Puntos que debe contener un plan de viabilidad
Desarrollar un plan de viabilidad no es algo complicado, aunque requiere tiempo y precisión. Cada plan es diferente, ya que cada empresa posee sus particularidades propias. Por ello, no existe un modelo único de plan de viabilidad empresarial.
Según Nopal, una gestoría especializada en planes de viabilidad, este documento debe contener, al menos, los siguientes puntos:
- Alcance del proyecto o hacia dónde se dirige la empresa que se va a fundar.
- Análisis de la situación del proyecto: qué se posee, qué se necesita, cuáles son sus debilidades, etc.
- Necesidades de los departamentos o, en caso de una empresa pequeña, de las personas implicadas.
- Toda empresa necesita concretar sus objetivos. Estos deben ser medibles, a corto plazo y realistas. De este modo, se podrán fijar metas alcanzables.
- Estudio de viabilidad. En este punto, lo más importante es determinar los costes vs los ingresos. De este modo, se comprobará la solvencia real de la empresa.
- Revisión del estudio o cómo se han obtenido los datos.
Realización del plan de viabilidad
Una vez que se conocen los datos que contiene el documento, podemos llevar a cabo el plan de viabilidad. Este plan acabará por repercutir en la estrategia empresarial, por lo que es recomendable no escatimar esfuerzos en su preparación.
En la práctica, los puntos anteriormente expuestos se concretan en una serie de acciones:
- Producto o servicio que se ofrece. Los emprendedores deben conocer y especificar qué características posee el producto o servicio ofertado. En definitiva, se trata de estar familiarizado con aquello por lo que vamos a apostar.
- Competencia y clientes. Para lanzar un producto o servicio al mercado, debemos hacernos una serie de preguntas e intentar responderlas: ¿existen empresas especializadas en un producto parecido?, ¿en qué se diferencia nuestro producto?, ¿a qué clientes queremos llegar?, ¿cómo se comportan?, ¿qué productos o servicios contratan dichos clientes?, ¿qué carencias poseen que otras empresas no son capaces de solventar?
- Análisis DAFO (debilidades, amenazas, oportunidades, fortalezas). El análisis DAFO permite mejorar las fortalezas, mejorar las debilidades, actuar ante las amenazas y aprovechar las oportunidades.
- Proceso productivo. Antes de fabricar un producto u ofertar un servicio, debemos que tener asegurados todos los materiales y contratados a los intermediarios. Ello requerirá algunos cálculos matemáticos, el estudio de diversas empresas, una comparativa de costes, etc.
- Entramado empresarial. En este punto se debe realizar un estudio en el que se comparen precios de la localización, el personal necesario, la financiación inicial, las cuestiones burocráticas, etc.
